miércoles, 6 de febrero de 2013

La Reina y Peñalolen: perspectivas y nexos de futuro

por Francisco Olea
 
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La Reina y Peñalolen son parte de la ciudad en la pre cordillera. Gradual pero implacablemente, ambas comunas se han construido y rediseñado al ritmo de un conjunto de factores que hoy tensionan su desarrollo urbano y territorial.
 
Paradojalmente, si miramos esta trama desde un “zoom” urbanístico, existen algunas claves que pueden permitir generar nexos de sustentabilidad para un moderno, verde y sustentable bienestar recíproco. Lo anterior, requiere del análisis prospectivo a partir de la identificación de algunos campos fundamentales de esta zona de Santiago, sin mitos ni tabúes. Veamos:
 
En primer lugar, su geomorfología y geografía. Pensar la ciudad de Santiago interactuando y oxigenando a sus habitantes con el medio ambiente cordillerano ha sido una travesía no exenta de complejidades, pero también, una interesante aventura. Pero también, los miedos asociados a la “Falla de Ramón”, como aluviones y desastres naturales plantean un desafío para los diversos usos de esta plataforma tanto habitacionales como otros. La evidencia empírica parece indicar que su expansión, densidad y fajas de protección deben ser coherentes con los estudios académicos que plantean esta “Falla Sísmica” como un factor de riesgo.
 
Una “formula” posible es enfrentar este “factor” con información precisa, puesto que los antecedentes preliminares consideran que importantes esferas como la plusvalía, las condiciones del uso del suelo, los accesos a parques, el uso del tiempo libre, el deporte y la recreación son impactados por esta realidad. Sería aconsejable minimizar la incertidumbre de la población, sin omisiones y con tranquilidad. Compromisos serios en estos ámbitos -tanto públicos como privados- son siempre bienvenidos.
 
Así, en pleno siglo XXI, nos enfrentamos a una ardua tarea de imaginar y articular el desarrollo urbano, los usos de suelo e incentivos en armonía con la naturaleza. Una tarea ineludible e irreversible para estas comunas.
 
En segundo lugar, la fuerte incidencia de megaproyectos como el de Autopista Vespucio Oriente (AVO), en la conectividad de la zona nor-oriente con áreas de desplazamiento de la zona sur de Santiago implica planes de desarrollo, coordinados y armónicos en su análisis y perspectivas. En particular, el análisis del diseño definitivo de este mega proyecto los impactos ambientales que tendrá, los costos y las etapas de operación son esenciales a la hora de proyectar esta zona en los próximos años. Su actual “indefinición” no es una buena noticia para nadie.
 
También, la extensión de la nueva línea del Metro, es parte de una necesaria malla de oportunidades que dan plusvalía a la superficie y mejoran las condiciones de conectividad para miles de familias de la ciudad de Santiago.
 
En tercer lugar -y como todas las comunas-, sus “bordes y límites” aparecen como intersticios sin definiciones claras y proyectos discontinuos que deben ser optimizados en planes pluri-anuales e inversiones que otorguen estándares de calidad en servicios, equipamientos, corredores verdes, parques lineales y paisajismo que cohesionen de mejor manera a un sector emergente.
 
Un ejemplo de lo anterior es el canal San Carlos que cruza en sentido sur-oriente a nor-poniente con una simple trayectoria: es alimentado por el río Maipo y cierra un primer ciclo en el río Mapocho. Esta verdadera huella morfológica, provee además un espesor de alrededor de 50 metros de parque lineal, a comunas como La Reina, Peñalolén, Macul, Ñuñoa, Providencia y Las Condes. Lo anterior, convierte al parque Tobalaba en una pieza vital de integración intercomunal, tanto en su trayectoria como en la creación de determinados nodos de alto flujo y redes de intercambio. Las estaciones de Metro de la línea 4 sobre el parque, los cruces y bordes comunales o las fachadas de edificios con abundante arbolado urbano y subcentros a escala barrial, dan un “plus” a la convergencia de esta zona residencial y el desplazamiento.
 
Entonces, la revitalización de la avenida José Arrieta en una franja de espacio público en función de una estrategia de integración intercomunal, con una atractiva oferta de circulación y posibilidades de integrar ciclo vías, áreas verdes y diseño moderno, es hoy una prioridad.
 
Experiencias como las anteriores o como la desarrollada en av. Francisco Bilbao (sector norte) o av. Pocuro (Providencia) puede ser un valioso “modelo” a imitar.
 
En cuarto lugar, según los resultados preliminares del Censo 2012 La Reina tiene una población estimada de 92 mil habitantes, es decir, una Variación Intercensal entre los años 2002 y 2012 de un -4,6%. Mientras Peñalolén observa cerca de 236 mil habitantes, esto es una Variación Intercensal entre los años 2002 y 2012 de un 9,2%. Entonces ¿Cómo articulamos estas densidades?
 
La gestión debe evaluar la magnitud de estos indicadores y su incidencia en los instrumentos de planificación. Sólo como referencia, los planes reguladores de La Reina (con baja densidad interior y densificación del borde, abundantes áreas verdes y desarrollo escalonado de inmobiliarias de alto estándar) y Peñalolén (con un plan regulador rechazado por los vecinos), dejan pendiente una posible mixtura y nexo de desarrollos condicionados en sus límites y bordes, a través de proyectos detonantes y economía de escalas, lo que permitiría consolidar sus significativos avances en materias de integración social.
 
También, según indicadores del año 2009, la tasa de pobreza de La Reina era de un 2,50%, mientras que en Peñalolén observaba cerca de 10,80%. En este campo del análisis, la propia desigualdad intra-comunal es parte de la preocupación por la inclusión social, residencial y laboral de un segmento significativo de ciudadanía que también se puede ver favorecida positivamente desde una audaz gestión en el uso del suelo.
 
Quinto lugar, en un mundo globalizado la identidad e historia local es un “plus” y valor a la hora de articular bienestar de sus residentes, sus expectativas y registro biográfico. Ambas comunas cuentan con un importante patrimonio. Desde la Casa Michoacán (Casa “La Hormiguita”), la Carpa de Violeta Parra e Inmuebles de Conservación Histórica en La Reina al Centro Cultural Chimkowe, Parque por la Paz Villa Grimaldi y Polideportivo Sergio Livingston en Peñalolen configuran parte de una bitácora y circuito cultural. “Una pequeña ventana” en este universo de cemento y carne.
 
Es muy probable que algunas dimensiones de esta trama precordillerana, han puesto en marcha un significado -más bien- post moderno del desarrollo local. Entonces, un plan estratégico diverso es posible activarlo con una mirada de sello territorial, por sobre las estrechas fronteras administrativas-burocráticas.
 
Veamos:
 
Las comunas tienen las oportunidades para una política pública a escala a través de una gestión estratégica de alto impacto y valor ciudadano. Es decir, desarrollar un dispositivo jerarquizado y coherente de líneas de acción pública/privada, de amplia información, conocimiento y participación.
La elaboración entonces de este Plan, implica pensar una concepción territorial de las bondades urbanas con el conjunto de actores, que oriente las inversiones, políticas públicas y privadas, que asuma la creciente diversificación de las actividades económicas y productivas, la nueva pobreza y nuevas desigualdades intra ciudad e inter-territorios, y la promoción de la equidad espacial. Lo anterior, con el propósito de cohesionar a sus habitantes.
 
Así entonces esta nota –como lo hemos conversado largamente con mi amigo y concejal de Peñalolen doc. Julio Abelleira- no constituye una verdad absoluta, ni ideas de un programa único para la acción, la intención es que sirvan para una discusión plural y análisis más bien consensuado entre la comunidad. Además, no debemos olvidar que el grueso de la ciudadanía, la nueva clase media sobrelleva el peso de estas preocupaciones, por ende, de cierta incertidumbre, ansiedad y temor.
 
 
 
 
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