domingo, 30 de diciembre de 2012

Panorama cultural: noticias de ayer

 
por Francisco Olea
 
Se dio a conocer el “Informe Anual 2011, Cultura y Tiempo Libre”. Su propósito es la generación de estadísticas sobre las actividades de agentes participantes en el sector cultural, a través de la integración de las fuentes disponibles, en particular encuestas y registros públicos y privados. Estas estadísticas e indicadores del área cultural describen las dinámicas de los diversos subsectores, también permite realizar comparaciones generales y facilitar el análisis a través del tiempo. A pesar del atraso en un año (justificado), este interesante documento evidencia un panorama significativo para el Chile emergente y sus audiencias.
 
Esta novena versión fue elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) y se estructuró en cinco dimensiones: Creación, Patrimonio, Recreación, Medios de Comunicación e Indicadores Transversales. Documento del todo valioso para ahondar en la cultura contemporánea, ponerla bajo la lupa una vez más y reinterpretarla, a la luz de estos “nuevos antecedentes”. Veamos algunos indicadores:
  • El informe destaca que, el número de asistentes a espectáculos públicos se incremento en un 8,6% en relación al año 2010, esto es, unas 6 millones de funciones en todo Chile. Mientras cerca del 54% de dichos espectadores lo hace pagando entrada.
  • En el “Sector Audiovisual”, según los datos proporcionados, se observa que durante 2011 aumentó el número de espectadores de cine en 17,7% con respecto al año anterior (17.320.697 espectadores en el 2011 y 14.714.031 en el 2010). El cine nacional presentó un alza relativa en su participación de 2,3% de espectadores en el 2010 varió a 5,3% en el 2011, con respecto al total de espectadores del país. Asimismo, dentro de ciertas fluctuaciones, se observa una tendencia mayoritaria y creciente de los espectadores por asistir a largometrajes provenientes de los EEUU.
  • En las llamadas “Artes Escénicas”, entre el 2010 y el 2011 disminuyó el número de funciones y aumentaron los espectadores. El año 2010 hubo un total de 17.190 funciones de espectáculos de artes escénicas, cifra que el 2011 disminuyó a 16.772.
  • Se observa el aumento en las funciones de teatro infantil, en conciertos de música docta, de ópera, circo y recital de poesía. Por otra parte, disminuyen, en cambio, las funciones de teatro público general, ballet, danza moderna o contemporánea, danza regional o folclórica y concierto de música popular.
  • Según “Sector Editorial” se indica que, la mayor parte de los libros inscritos en Chile se componen de obras relacionadas con literatura (36,5%) y Educación (14,3%). Otros géneros de frecuencia destacable son derecho (8,1%), ciencias sociales (6.9%), tecnología (5,8%) y artes y recreación (5,7%).
  • Según “Producción Fonográfica”, los sellos y los estudios de grabación se mantienen casi sin alteración con respecto a la medición anterior. Se agrega que, en relación a los derechos de “Ejecución de Autor”, los montos aumentaron respecto de 2010, llegando el 2011 a presentar cifras de $11.449.314 de pesos en recaudación, y $7.844.990 de pesos en distribución.
  • La cantidad total de bibliotecas pertenecientes a la red de bibliotecas de la Dibam bajó de 458 a 445 entre el 2010 y 2011. En cambio, el número de servicios móviles aumentó de 40 a 44.
  • Los Medios de comunicación masiva entregan valiosas señales. En efecto, las cifras sobre “La Radio” señalan que entre 2010 y 2011, el número de señales de radios disminuye de 1.826 a 1.745. Sin embargo, durante el año 2011, el personal que trabajó en radios aumentó de 5.940 en 2010 a 6.380 el 2011. El 60,5% de los trabajadores lo hizo en jornada completa y 39,5% en jornada parcial; 72,4% del total de trabajadores son hombres y 27,6% mujeres. De un total de 5.667.790 horas anuales de transmisión (sumas de las horas transmitidas por cada radio), 51,2% corresponde a horas de música. Le siguen en importancia noticieros e informativos (10%), publicidad (7,7%), religiosos (7,2%) y servicio público (5,5%). Por otro lado, sólo 4,7 % de las horas se destinan a programas de arte y cultura y 4,2% a programas educativos.
  • Según datos sobre “Televisión”, en el análisis de la programación nacional de la televisión abierta por género del programa muestra que, la gran mayoría de éstos se asocian a informativos y misceláneos (ambos con 28,2 %), y programas de conversación (17,8%). En relación al origen de la programación se observa que la programación de origen nacional concentra 61,3% de la televisión abierta. Por otra parte, la televisión extranjera de la televisión abierta, tiene un gran porcentaje de programación en el género series y miniseries (44,9%), telenovelas (25%) y películas (18,2%).
Así entonces, estos informes -como otros recientes- permiten navegar en estas torrentosas “aguas abajo” del Chile Líquido. Asimismo, la producción y el consumo cultural forma parte de la trama y los mecanismos por los cuales nuestra sociedad también se moderniza, condicionando en algunas oportunidades la vida de los sujetos y centrándose en sus hábitos y particularidades.
 
Finalmente, estos datos -a ratos inconexos- de “cultura” son parte del emergente escenario, de nuestras divisiones sociales, de los complejos estamentos y la nueva estratificación del consumo, pero también del consumismo y los consumidores.



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Políticas públicas y lo neo gubernamental

por Francisco Olea
 
En el uso del concepto de políticas públicas, existen legítimas diferencias. También, en algunas ocasiones imprecisiones significativas.
 
Eugenio Lahera señaló que en términos estrictos, las políticas públicas son diferentes a otros instrumentos de uso habitual en el sector público, como son las leyes, metas ministeriales, prácticas administrativas y las partidas o glosas presupuestarias.
 
Añadía este autor que, “la política pública corresponde a cursos de acción y flujos de información relacionados con un objeto público definido en forma democrática, los que son desarrollados por el sector público y, frecuentemente, con la participación de la comunidad y el sector privado. Una política pública de calidad incluirá orientaciones o contenidos, instrumentos o mecanismos, definiciones o modificaciones institucionales, y la previsión de sus resultados”. Una consideración importante, es la referida a que no todo lo que hace o desarrolla un gobierno es política pública.
 
En nuestro país, las responsabilidades de la política pública han estado centradas básicamente en el gobierno (predominantemente estatales), cuya dimensión ha ejercido funciones de diseño, financiamiento, recaudación y supervisión de acciones dirigidas desde los ministerios, servicios y agencias gubernamentales.
 
En este contexto y frente a los desafíos del futuro en materia de derechos y desarrollo humano, equidad y crecimiento económico, CEPAL inicio hace años una línea de innovación y corrección de las definiciones gruesas en materia de políticas públicas. Esta postuló que, es necesario concebir la política pública en forma más integrada, de modo que se conjuguen los principios de universalidad, solidaridad y eficiencia en forma acorde, como asimismo superar la visión de centralidad estatal. Recomendaba además que, la política pública debe reunir y expresar el conjunto de objetivos, normas y sistemas por medio del cual la sociedad se compromete a garantizar los derechos sociales, económicos y culturales, crear capacidades y oportunidades para que las personas mejoren sus vidas, cuente con mayor libertad e influyan en las decisiones que las afectan.
 
Complementariamente, otros autores como Manuel Castells indican que, “el mundo empresarial está demostrando una responsabilidad social mucho mayor de lo que la gente piensa, por otra parte, se tiende a considerar a las ONGs como organizaciones Neo-Gubernamentales, en lugar de No-Gubernamentales, porque en muchos casos están directamente o indirectamente subvencionadas por los gobiernos y, en último término representan una forma de descentralización política en lugar de una forma alternativa de democracia”.
 
En el ciclo que se cierra y un escenario que se abre, aprender de las lecciones del año 2012 y de las posibles tendencias del 2013 permitirá –quizás- un nexo entre las significativas esferas público-privado. Lo anterior considerando que, las políticas públicas en el último año, han tenido un diálogo discontinuo y con un déficit evidente de consenso de estos dos universos claves para el desarrollo. Los ejemplos abundan.
 
Finalmente, esta convergencia puede construir cierto sentido de pertenencia para una nueva ciudadanía y una mayor predisposición a estándares y escalas de bienestar. A la vez, promover relaciones más virtuosas entre la participación de la sociedad, la orientación de la economía y las nuevas dinámicas del mercado. Por cierto, un desafío siempre riesgoso.


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sábado, 29 de diciembre de 2012

Percepción de la Corrupción en 2012

por Francisco Olea

 
Según la Real Academia Española (RAE) corrupción es definida en las organizaciones -especialmente en las públicas- como “la práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquéllas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”.
 
Transparencia Internacional (TI) publica desde el año 1995 el “Índice de percepción de la corrupción” cuyo propósito es medir estos niveles en el sector público en un país determinado. Este instrumento es un índice compuesto, que se construye sobre diversas encuestas a expertos y empresas. Se operacionaliza definiendo como corrupción: “el abuso del poder encomendado para beneficio personal”, cuya escala va de “cero” (muy corrupto) a “diez” (ausencia de corrupción).
 
De acuerdo al informe del año 2012, Chile se ubicó en la posición número 20, encabezando a América Latina. En efecto, según resultados se indica que el ranking de transparencia lo encabeza Chile (72 puntos), seguido de Uruguay (72) luego Puerto Rico (63) y Costa Rica (54), Cuba (48), Brasil (43) y Salvador (38).
 
En la tabla más crítica, se localizan Venezuela (19 puntos), Paraguay (25), Honduras (28), Nicaragua (29) y Ecuador (32).
 
Por otra parte, en el “cuadro de honor” a escala global se observa a los mejores evaluados: Dinamarca (90), Finlandia (90), Nueva Zelanda (90), Suecia (88) y Singapur (87). Y en posiciones críticas: Somalia (8 puntos), Corea del Norte (8), Afganistán (8), Sudán (13) y Myanmar (Birmania) (15).
TI señaló que este año, 4 de los 20 países latinoamericanos logran 50 o más puntos sobre un máximo de 100 (corrupción mínima), agrega que si bien este resultado es levemente superior al del informe anterior, sólo un tercio de los 176 países estudiados aprueba este test.

A pesar que muchos de estos rankings aparecen como valores volátiles en un mundo cada vez más egoísta y hedonista, este dato-novedad es siempre una buena noticia.
 
Teniendo en cuenta todo esto, este “barómetro” es una “good news” para Chile ya que diversos análisis han indicado que la corrupción es una grave amenaza para la democracia y el bienestar, ya que afecta y distorsiona los mercados y en algunos casos desalienta la inversión. También puede ser una zona pantanosa para los servicios públicos, como asimismo erosionar más la confianza entre las personas.
 
Este ranking presentado por TI aparece como una ventaja estratégica desde el punto de vista de nuestro desarrollo futuro. Lo anterior es posible ya que, un segmento importante de iniciativas de inversiones se toma no sólo con dimensiones ambientales y sociales, sino también en función de cierto clima asociado a una suerte de “ética en el desempeño”. Agregan los especialistas que es vital la contribución del sector privado en esta esfera de tensiones, riesgos y oportunidades, tan humanas.
 
Finalmente, los recientes “termómetros” sobre diversas “temperaturas” de la vida cotidiana (pobreza, calidad de vida urbana, confianza social, gobierno, felicidad, salud, consumo, drogas y alcohol etcétera) indican que los hombres y sus instituciones deben seguir aprendiendo a caminar sobre arenas movedizas.


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Pobreza en América Latina


por Francisco Olea

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dio a conocer el “Panorama social de América Latina 2012″. Las investigaciones, informes o ensayos sobre pobreza siempre -o casi siempre- permiten un repentino consenso público que favorece la responsabilidad colectiva por este segmento de población. Argumento sustentado desde la óptica de las políticas públicas, el rol del Estado y el crecimiento económico.
 
Este nuevo informe proyecta que la región finalizará este año con unos 167 millones de personas en situación de pobreza, esto es un 28,8% de los habitantes. Las personas en extrema pobreza o indigencia suman unos 66 millones.
 
Lo más significativo de este informe es que cerca de un millón de personas dejaron la pobreza en relación al año 2011.Añade este trascendental reporte que la situación de pobreza en América Latina observa cierta tendencia a la baja, pero a una velocidad menor al observado en los últimos años. Agrega que el aumento de los ingresos laborales en los hogares pobres es el factor vital en la reducción de la pobreza. También indica que las llamadas “transferencias públicas como privadas” y el resto de los ingresos aportan en menor grado, a esta disminución.
 
Sobre la desigualdad, ésta se habría reducido en la última década. En efecto, según datos disponibles para 18 países, se precisa que en promedio el 10% más rico de la población latinoamericana recibe el 32% de los ingresos totales, mientras que el 40% más pobre recibe sólo un 15%.
 
Un dato de interés señala que en los países de América Latina con altos niveles de desigualdad, existe una profunda desconfianza en las instituciones, en particular en el Poder Legislativo, Poder Judicial y los partidos políticos, sumados a intensas percepciones de injusticia. CEPAL indica que estos persistentes sentimientos de malestar ciudadano constituyen tanto un obstáculo como un desafío para el sentido general de pertenencia y la construcción de pactos sociales orientados por el valor de la igualdad. A tomar nota.
 
Grafica este organismo que la percepción de injusticia distributiva y la desconfianza en el poder legislativo, el poder judicial y los partidos políticos se asociaron a lo largo del período 1997-2011. Como ejemplo de lo anterior, Costa Rica, Uruguay y Venezuela presentaron sistemáticamente menos desconfianza y percepciones de injusticias más bajas; Colombia y México registraron valores intermedios; mientras que Argentina, Guatemala y Perú observan niveles muy altos de percepción de injusticia en la distribución del ingreso y desconfianza en las instituciones.
 
Asimismo, entre el período de 1997 y 2010, a la percepción de injusticia distributiva y la desconfianza se asoció el coeficiente de Gini (el coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad y el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad). En efecto, los países y años en que se verificó una mayor desigualdad objetiva en la distribución del ingreso se apreció una mayor percepción de injusticia distributiva y una más alta desconfianza en las instituciones. Vaya problema.
 
Así entonces, este informe de América Latina permite además examinar el desarrollo social, los cambios producidos en nuestra historia reciente y pasar revista a sus consecuencias. También abre interrogantes –desde la óptica que se mire- sobre cómo hacernos cargo del tránsito de una sociedad de productores a una de consumidores o preguntas como ¿es posible derrotar la pobreza con métodos llamados ortodoxos?
 
Otras interrogantes apuntan a cómo establecer el futuro posible de los pobres y la pobreza, asimismo la eventualidad de dar un significado al trabajo y las oportunidades de integración, más acorde y en sintonía fina con una sociedad desarrollada. Dimensiones claves parar los próximos gobiernos.
 
Finalmente, citando al filósofo y psicoanalista Cornelius Castoriadis cuándo uno de sus entrevistadores le pregunto ¿Qué quiere, entonces? ¿Cambiar a la humanidad?, Castoriadis respondió: “No; algo mucho más modesto: quiero que la humanidad cambie, como ya lo hizo dos o tres veces”.



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