miércoles, 5 de enero de 2011

La ciudad de Santiago y la Cordillera de Los Andes



por Francisco Olea Lagos
Concejal de La Reina


ver:

http://www.lanacion.cl/santiago-y-la-cordillera-de-los-andes/noticias/2011-01-04/182752.html

La Cordillera de los Andes es una postal omnipresente para la ciudad de Santiago. Paradojalmente, a pesar de representar cerca del 85% de la superficie de nuestra región, esta distante para sus residentes.

También es la cadena montañosa de mayor longitud que se encuentra en nuestro planeta, alcanzando unos 7.500 km, abarcando prácticamente la totalidad del flanco occidental de Sudamérica. En su origen, la subducción de la placa de nazca bajo la placa sudamericana tiene como consecuencia la formación de los andes, caracterizada por una alta sismicidad, un fuerte magmatismo y volcanismo, propio de un margen continental activo. Sin embargo, en la actualidad este macizo cordillerano también esta expuesto al peligro producto de la intervención humana, especialmente la actividad de algunas mineras y mega proyectos que afectan –en algunos casos- los glaciares de roca y el ecosistema.

Por otra parte, descripciones de historiadores indican que, “imaginada como un murallón telúrico, que aísla y obstaculiza las circulaciones humanas y los intercambios materiales entre Argentina y Chile, la cordillera de los Andes fue, por el contrario, durante la época colonial, un espacio permeable, transitado en forma regular y frecuente por personas diversas y con intenciones disímiles. Desde pehuenches hasta terratenientes, y desde el comercio hasta el pillaje, la circulación transcordillerana marcó latitudinalmente la historia social, económica y política de estas dos macrorregiones coloniales”.

Así entonces, la cordillera ha sido uno de los elementos naturales más relevantes del continente americano, y su presencia constante a lo largo y ancho de todo el paisaje chileno la hace formar parte de la identidad, estudios, crónicas y relatos universales. En el mundo de la cultura, desde el clásico, “de los Apeninos a los Andes” de Edmundo de Amicis, hasta el relato de Neruda cruzando los Andes a caballo por el peligroso paso clandestino conocido con el nombre de “Los Contrabandistas” son referencias memorables. También, en el parque Humlegården de Estocolmo la escultura “Cordillera de los Andes” del artista chileno Francisco Gazitúa, recuerda este coloso. Sólo, por mencionar algunas referencia.

Entonces una de las primeras víctimas colaterales de la ardua batalla de Santiago por los espacios públicos contra la “privatización” de parques, avances de los cercos, despliegue normativo de encierros y rejas, fue el acceso a la Cordillera de los Andes (como también en algunos casos con el borde costero). Entonces, lo que escasea en esto días es la interacción, vinculación y nexos con nuestra cordillera.

Teniendo en cuenta todo esto y dada la relación morfológica con la ciudad de Santiago, algunas intervenciones son notables de destacar y valorar. Una de ellas es el Sendero de Chile y la asociación de municipios Parque Cordillera, que se propone acercar la montaña a los ciudadanos, a través de una red de senderos en el Parque Natural Aguas de Ramón.

Este recorrido consta de 3 circuitos que pueden ser visitados caminando, veamos a continuación:

Uno, el “Canto del Agua”, orientado principalmente a actividades de educación ambiental. Durante el recorrido se puede disfrutar de la flora nativa característica del bosque esclerófilo, como el quillay, el litre. Su extensión es de cerca de 1 kilómetro y se puede practicar casi todo el año.

Dos, “los Peumos”, este circuito recorre la vertiente sur de la Quebrada de Ramón, y se puede apreciar la extensión de esta quebrada, durante el recorrido se cuenta con serie de zonas de descanso, paneles de interpretación y un área de picnic en el sector del bosque. Continuando la ruta se debe cruzar un puente colgante donde se retoma el sendero de retorno a la administración del parque en dirección poniente, en la vertiente norte de la “Quebrada de Ramón”. Su extensión ida y regreso es de unos 6 kilómetros.

Tres, el “Salto de Apoquindo”. Es el más largo de los circuitos, su primer tramo coincide con el sendero Los Peumos, hasta el cruce con el sendero Salto de Apoquindo. Se continúa el trayecto por el camino de servicio, hasta el sector de “Quebrada Los Quillayes”, donde se puede encontrar un tupido bosque esclerófilo. Desde este punto se continúa el ascenso hasta el cruce con la “Quebrada de Ramón”, para finalizar este segmento en el Salto de Apoquindo, que da nombre al recorrido. Su longitud estimada es de unos 17 kilómetros.

Estas buenas practicas de gestión en torno a la protección y acceso a la cordillera nos lleva a promover un cambio. Dejar de concentrarnos exclusivamente en el diseño de espacios privados, para orientar energía a espacios públicos, más diversos y que sean de uso ciudadano -y a la vez- estimulantes.

Finalmente, nos enfrentamos a la epopeya de pensar Santiago interactuando y oxigenando a sus habitantes con el medio ambiente cordillerano. Que en última instancia nos sostiene. Tarea nada de fácil, pero imprescindible.





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